jueves, 9 de mayo de 2013

Un movimiento, muchas sensaciones


La clase partió, como 10 o 15 minutos más tarde porque estábamos todos muy alborotados después del almuerzo y no nos callábamos nunca. Al Comenzar con la clase, empezamos juntándonos en parejas, me toco con mi querido amigo y compañero Ignacio, maldito Ignacio, nunca se puede estar seria con ese gran humor negro que tiene y por supuesto su cara de psicópata o asesino en serie. La profesora se descalzó y subió arriba de una silla ubicada frente al curso y con su par de zapatos nos daba indicaciones de cómo movernos, (cada uno de nosotros representaba un zapato) era un poco confuso muchas veces (no teníamos claro cuál era la espalda o la delantera de aquellos zapatos respecto a nosotros) luego de una serie de movimientos, ya sean saltar, agacharse, o tirarse al piso para el calentamiento inicial, comenzamos a caminar libremente por la sala, lentamente y aumentando el paso de manera progresiva, posteriormente agregamos a esto estrechar nuestra mano a cada persona con la que nos topásemos de frente al caminar y cambiar de dirección en nuestro paso libre por la sala, (esto debía hacerse en silencio, pero por supuestos que todos estaban con  mucha risa y cuchicheaban de vez en cuando) cada saludo era distinto, algunos más apretados que otros (para demostrar los/as fuertes compañeros/as que tenemos, por supuesto) otros con manos más delicadas y suaves, entregaban un saludo más sutil, algunos incluían una que otra mueca para agregarle algún toque de diversión a la actividad. Una de las cosas que más me gusto de esta clase y que destaco por sobre todo, fue juntarnos con algún compañero y juntar nuestras espaldas, que exquisita y valiosa sensación, era como comunicarse a través de nuestras espaldas y entregar a la vez pequeños detalles, de manera mutua. Bajar y subir de manera conjunta, realizar pequeños movimientos de hombros, de espalda y finalmente unir nuestros cuellos, esto sí que era relajante, movimientos delicados y suaves que entregabas y recibías a la vez, además que (en nuestro caso) los cuellos calzaban a la perfección por la similitud de nuestras estaturas con mi compañera, estaba prácticamente lista para una sesión de masajes al término de la clase. Cuando cierras los ojos y sientes, el sólo dedicarse y concentrarse en sentir a la otra persona, es como que hubiese un intercambio entre los cuerpos involucrados de energía, de armonía, incluso de alegría, lo sientes durante y después de terminada la actividad, es como una sensación de estar y sentirse más livianos y relajados,  incluso con un poco de sueño. El mensaje del movimiento corporal, cuanto se puede entregar en un solo movimiento como, por ejemplo, una caricia, un abrazo, no solemos ser cariñosos con todo el mundo, incluso muchas veces no lo somos ni con las personas que queremos y ni las más cercanas a nuestro entorno,  olvidamos lo esencial que es nuestro cuerpo y cada movimiento que con el podemos realizar, cuanto puede entregar y recibir, provocando sensaciones infinitas en cada uno de nosotros.





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